lunes, 16 de julio de 2007

Ni ciega, ni sorda, ni muda...patética


85 vidas cumplen 13 años menos. La falta de justicia, 13 años más. Éste es el excelente slogan que la comunidad judía argentina ha elegido para conmemorar los 13 años del atentado a la sede de la AMIA.
Nuestra justicia está en deuda con nosotros, nos debe muchas explicaciones. La gran mayoría de casos de impacto nacional han quedado impunes y desgraciadamente los argentinos ya nos estamos acostumbrando y nada nos asombra.
La lista es temeraria y seguramente se escaparán algunos casos que el lector podrá agregar a la lista a modo de concurso.
Los años 70 (de un lado y del otro), la Embajada de Israel, la AMIA, Río Tercero, Cromagnon, los millones de Santa Cruz, la represión del 19 y 20 de diciembre, las valijas de Amira, la cajita de cristal más conocida como PAMI, las muertes de Kostecki y Santillán, las frustradas elecciones en Catamarca, Christian Schaerer, la Fundación Felices los Niños, el autor del crimen de María Marta García Belsunce, etc, etc.
Podríamos pasarnos un día entero enumerando casos, algunos con los juicios aún activos otros ya sepultados en algún oscuro despacho de tribunales.
Argentina es tierra de impunidad, la justicia es lenta y sobre todo es sobornable, la independencia de poderes es casi inexistente.
Los diagnósticos no siempre son un problema, generalmente sirven para encontrar las soluciones.
Nuestra justicia tiene un diagnóstico claro, ningún habitante de nuestro país puede hacerse el distraído y decir que no lo sabía.
El problema es que no encontramos la solución, el mal parece incurable, ninguna eminencia en la materia da en la tecla.
Desgraciadamente la AMIA no es un hecho aislado, la falta de justicia cumple más de 13 años, de hecho, hace rato que es mayor de edad.

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