miércoles, 18 de julio de 2007

Más de lo mismo


Mauricio Macri todavía no asumió como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y su relación con el ejecutivo nacional ya es pésima.

Atrás quedaron las fotos sonrientes y las promesas de una policía propia para la ciudad que había hecho el presidente Néstor Kirchner.

Macri dejó la parte operativa del traspaso en manos de los diputados Cristián Ritondo y Eugenio Burzaco, ya que él que tan apurado estaba para tener policía propia antes de asumir se fue de vacaciones a Francia.

Pero en sus vacaciones trabajó. Se reunió con el vicepresidente Daniel Scioli para convencerlo que traicione al presidente, abandone la carrera bonaerense y compita con la primera dama en las presidenciales de octubre. Para esto prometió su apoyo, el de Roberto Lavagna -que aceptaría bajarse- y de los peronistas anti K.

Desde el gobierno, enterados de esta maniobra (y aliviados por la negativa de Scioli que hubiera puesto seriamente en riesgo el triunfo de Cristina) decidieron frizar todas las promesas realizadas a Macri en aquella "amistosa" reunión.

Anibal Fernández suspendió las reuniones previstas con los encargados del PRO en este tema con el argumento de que son cuestiones relativas a modificaciones de leyes vigentes y que deben negociarse en el Poder Legislativo.

Entonces Mauricio amenaza con un plebiscito y que sea la gente, los porteños, los que exijan la policía propia, razón por la cual Aníbal chicanea diciendo que "es de pésima factura" presionar con la realización del plebiscito.

De esta manera se encara una nueva etapa en la Argentina, todos preocupados por la política y pocos por los ciudadanos.

El gobierno nacional tiene como principal enemigo al jefe de la capital federal del país y se avecina una pelea que durará cuatro años donde los únicos que la van a sufrir son los ciudadanos.

Ya comienza mal la cos; la Ciudad de Buenos Aires no tendrá policía propia el 10 de diciembre porque su jefe de gobierno electo está dedicado a hacerle perder una elección al gobierno nacional, y este sólo esta obsesionado en ganarla.

El slogan de uno de los candidatos presidenciales es: "El cambio recién comienza". Dejen de mentirnos, ustedes no cambian más.

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