miércoles, 8 de agosto de 2007

La historia sin fin




Todo comenzó en los estacionamientos del club, la hinchada de River disconforme con el empate de su equipo y sin importarles las cámaras de seguridad, destrozaron los neumáticos de todos los jugadores de su equipo.

Un fiscal llamó a declarar a todos los integrantes del plantel, cuerpo técnico y dirigentes que de manera absolutamente cobarde le decían a la justicia que no conocían a los autores del hecho y que no harían denuncia alguna, que era una manera de decirle a "los borrachos del tablón": el club es de ustedes para que hagan lo que quieran.

Y "los borrachos" se lo tomaron en serio y se pelearon por la comisión que les tocaba por el pase de Gonzalo Higuaín al Real Madrid. A tal punto llegó esa pelea que el 11 de febrero en los quinchos del club comenzó un tiroteo sin importar niños, mujeres, ancianos y familias en general.

Y nuevamente nada pasó, el presidente de River lejos de explicar que hacían Alan Schlenker y Adrian Rousseau (lideres enfrentados de la barra brava de River), en las reuniones con los directivos del Real Madrid cuando no tienen ningún cargo directivo, volvió a lavarse las manos.

La historia siguió con atentados a la casa de Rousseau, corridas y puñaladas en el playón del club luego de un River - Independientes, saqueo al local Rivermanía que manejan los hermanos Schlenker y hoy se suma la muerte cerebral de Martín Gonzalo Arco, lugarteniente de Adrián.

Arco se debate entre la vida y la muerte después de recibir tres balasos a quemarropa cuando salía de su clase de boxeo sin que medie palabra alguna con sus agresores. Claro ajuste de cuentas.

Mientras todo esto sucede, Aguilar sigue siendo presidente de River, la hinchada sigue recibiendo camisetas y dinero por parte de los jugadores y entradas de los dirigentes.

La justicia y la policía los tiene identificados con nombre, apellido y número de documento a cada integrante de los borrachos del tablón.

Sin embrago nada cambia, Alan, William, Adrían y quien sea sigue caminado por la calle y toma el colectivo junto a usted.

Nadie hace absolutamente nada para detenerlos, inclusive los hinchas comunes y para eso recomiendo la columna del periodista Leo Farinella.

Seguramente nos van a decir, el Ministro del Interior Anibal Fernández, Julio Grondona y los presidentes de los clubes, que la violencia es parte de toda la sociedad, que el fútbol no es el mal y que es sólo un canal donde se descarga tanta ira y toda la sarta de pavadas que dicen siempre que tienen que justificar que no hacen su trabajo.

Ese será el momento de recordar que la cúpula de la barra brava de Boca esta en prisión por agarrarse a trompadas, de tal manera que cuando se quiere, cuando políticamente conviene, cuando da votos, se puede.

Quizás la solución definitiva sería que algún día un dirigente, un técnico o un jugador vaya preso, pero eso ya es una utopía.

No hay excusa para no tomar cartas en el asunto, ya tienen casi un muerto. ¿Qué esperan?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Aquí tiene que quedar bien en claro que el médico del Pirovano que dió el parte es una mezcla de Alberto Fernández de Rosa, Jean Pierre Noher y el jugador D´alessandro (de viejo).

Moe dijo...

no esperan nada, les importa un carajo, y de paso este kilombo entre la mafia riverplatense les saca un poco de prensa al kilombo de la mafia en el gobierno.
Asi estamos, pero no hay q olvidarse q a DiZeo la gente le pedía autografos por la calle.
La culpa es del chancho y del q le da de comer.